La fijación es fundamental para estudiar el cerebro ex vivo, esto es, fuera de un organismo vivo. Si un cerebro no se fija poco después de la muerte del sujeto, la falta de riego sanguíneo deteriorará la muestra rápidamente. Sin embargo, un cerebro fijado se puede conservar por mucho tiempo, y manipular con relativa facilidad.
El Dr. Insausti sujetando un cerebro humano fijado |
El Dr. Insausti también llevará a cabo el estudio histológico de las muestras. Dicho estudio consta de dos partes: cortar el cerebro y teñir los cortes. Para cortar el cerebro (en nuestro caso, un bloque de tejido que incluya el tálamo) en secciones muy finas, primero se congela la muestra con hielo seco, y luego se procede a cortarla con un aparato llamado microtomo. Al contrario que los bloques de tejido, estas secciones se pueden examinar con claridad en el microscopio.
Sin embargo, las secciones no se miran al microscopio directamente. Antes se realza su contraste con un proceso de tinción. Existen diferentes técnicas, que resaltan distintas propiedades del tejido, pero la más común es (discutiblemente) la técnica de Nissl, inventada por Franz Nissl a finales del siglo XIX. Una vez teñidos, los cortes se montan en portaobjectos, que protegen la muestras y que se pueden observar al microscopio.
Corte de tálamo humano con tinción de Nissl |
Mirando portaobjetos montados con cortes de un hipocampo humano |
Por último, el Dr. Insausti también se encargará de delinear a mano los núcleos del tálamo en los cortes teñidos. Esa información la usaremos nosotros luego para construir el atlas del tálamo en torno al cual gira el proyecto. ¿Cómo reconstruiremos un atlas 3D a partir de la histología? Eso queda para otro post...